En nuestro país, el alcohol es una droga de consumo tradicional, que ocasiona efectos importantes sobre la salud y numerosos problemas sociales y económicos.
España ocupa la tercera posición mundial en producción de alcohol originando esto importantes implicaciones tanto en el ámbito cultural, como en los hábitos de consumo y de diversión de la población, así como en la forma de percibir el consumo y los problemas ligados al uso y al abuso del alcohol.
Para el colectivo de jóvenes el alcohol es la droga preferida. En realidad, los adolescentes consumen alcohol con mayor frecuencia y en mayores cantidades que todas las otras drogas ilícitas combinadas. A pesar de que la mayoría de los niños de entre 10 y 14 años no han comenzado a beber aún, el inicio de la adolescencia es un periodo de especial riesgo para comenzar a experimentar con el alcohol.
Hoy en día muchos jóvenes tienen mayores oportunidades y disponen de más ingresos, pero son más vulnerables a las técnicas de marketing y ventas, cada vez más agresivas en los productos de consumo y sustancias potencialmente peligrosas como el alcohol. Al mismo tiempo, el predominio del libre mercado ha erosionado las redes de seguridad de la salud pública existentes en diversos países y debilitado las estructuras sociales para la juventud.
En las dos últimas decadas se han producido, entre los jovenes españoles, cambios importantes en los patrones de consumo de alcohol que son reflejo de las profundas transformaciones sufridas por la sociedad española en relación con el mundo de las drogas. A nivel epidemiológico la relevancia del alcohol se encuentra, no sólo en el hecho de que sea la droga más consumida por los adolescentes y jovenes, sino en la importancia que ha adquirido su consumo en el tiempo de ocio del colectivo joven, además de ser sustancia de referencia en las relaciones de los jóvenes con las drogas. De esta forma, el alcohol se ha convertido en un elemento básico de la cultura juvenil y de sus formas de ocio.
Algunos de los factores que más han contribuido a la generalización del consumo de alcohol es la existencia de todavía una gran tolerancia social y la escasa percepción del riesgo asociado a la ingesta de bebidas alcohólicas.
La asociación entre la diversión y el alcohol y otras drogas es un fenomeno generalizado en Europa.
Las principales tendencias en los patrones de consumo de alcohol entre los jovenes son la mayor experimentación con el alcohol entre los niños y el aumento en los consumos de alto riesgo como consumos excesivos en cortos periodos de tiempo y de "borracheras", especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes, y en la mezcla de alcohol con otras sustancias psicoactivas (policonsumo). Entre la gente joven hay claros vínculos entre el consumo de alcohol, tabaco y drogas ilegales.
Los jovenes son más vulnerables a sufrir daños físicos, emocionales y sociales derivados de sus propios hábitos o de los hábitos de beber de otras personas. Hay fuertes vínculos entre consumos de alto riesgo, violencia, comportamientos sexuales de riesgo, accidentes de tráfico y otros accidentes, incapacidades permanentes y muerte. Los costes sanitarios, sociales y económicos de los problemas relacionados con el alcohol entre la gente joven imponen una carga importante sobre la sociedad.
La salud y el bienestar de mucha gente joven en la actualidad están siendo seriamente amenazados por el uso del alcohol y de otras sustancias psicoactivas.
Por todo ello, deben ser tareas urgentes para la familia, la escuela y el conjunto de la sociedad el impulsar la prevención desde edades tempranas y reducir la tolerancia hacia su uso.
miércoles, 7 de noviembre de 2007
El alcohol en la sociedad
en 10:14
Etiquetas: alcohol, bebidas alcohólicas
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