miércoles, 7 de noviembre de 2007

Enfermedades producidas por el alcohol

La hepatitis es una inflamación aguda del hígado, provocada por distintos tipos de virus que destruyen las células hepáticas. Suele manifestarse con ictericia, es decir, que la piel, las mucosas y el blanco de los ojos adquieren un color amarillento. Además, es habitual que haya pérdida del apetito y dolor abdominal.

El hígado es el órgano más voluminoso del cuerpo humano y también uno de los más importantes. Trabaja, junto con la vesícula biliar y el páncreas, en el proceso de la digestión. Está situado en la parte superior derecha del abdomen, y regula la composición de los diversos productos químicos y de las células de la sangre.

La corriente sanguínea absorbe sustancias nutritivas desde el intestino delgado y las transporta hasta el hígado, donde se trasforman, se almacenan y se redistribuyen a través de la sangre. Una gran cantidad de glóbulos rojos, viejos y gastados, que contienen la hemoglobina, o pigmento que transporta el oxígeno, se destruyen en el hígado. La hemoglobina se transforma en otro pigmento de color pardo amarillento, llamado bilirrubina.

El líquido que contiene la bilirrubina, y algunas otras sustancias, como el colesterol, drena a lo largo de unos conductos hacia la vesícula biliar, saco de recogida situado debajo del hígado. Después de una comida, la vesícula vacía su contenido, llamado bilis, en el conducto biliar hacia el duodeno.

Son varios los virus que inflaman el hígado, y se designan por letras; así, él "A", que provoca la hepatitis infecciosa, y el "B", que causa la hepatitis sérica. Son muy contagiosos, y se transfiere mediante la saliva, las heces o la sangre infectada. Afecta con mayor frecuencia a los jóvenes, si bien pueden contagiarse a personas de cualquier edad, y en particular a quienes están en contacto con material contaminado, como el personal hospitalario.

La infección se transmite tan sólo durante el período de incubación. En de la hepatitis B es más largo, ya que suele durar varios meses, mientras que el de la hepatitis A oscila entre dos y seis semanas.
Recientemente, se han identificado otros virus causantes de la hepatitis, que dan lugar a otras formas de la enfermedad, denominadas hepatitis C, D, y E.

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